Desde el pueblo tenemos la catástrofe en la retina, como si de una televisión panorámica se tratara, al igual que en La Zoma, Cañizar del Olivar, Montoro de Mezquita, La Cañadilla,… En fin, para que contaros. La verdad es que los que habitamos vuestras tierras todavía no nos hacemos a la idea, evitamos miraros de frente, soñamos cada noche que al día siguiente os veamos verdes, altivos, llenos de sonidos y de vida. Pero esto será muy difícil hasta que pasen varios años.
Pino silvestre de Majalinos
El miércoles 22 de julio una maldita tormenta seca despertó de su letargo en las horas de calor, os atacó por varios flancos, al igual que a otros pueblos de la provincia. Desde el primer momento se adivinaba la tragedia, aún más cuando anunciaron mientras el fuego os prendía que os iban a dejar solos hasta el día siguiente. Los vecinos contemplamos la escena con angustia y tristeza e hicimos lo que pudimos, cortamos el fuego en las carreteras con nuestras manos y nuestras herramientas, salvamos la mayoría de nuestras casas, pero no pudimos hacer nada por vosotros.
Vosotros, montes de Ejulve, que me habéis visto crecer, desde pequeño os he querido siempre porque me ofrecíais vida y conocimiento al coger vuestros rebollones, al saborear la miel de vuestras colmenas, al subir y bajar con la bicicleta vuestros caminos, al beber agua de vuestras fuentes, al perseguir el vuelo de los buitres o los saltos de la cabra montés. Siempre he pensado que teníais algo de mágico, montañas de leyenda, de guerrilleros y de silencio; hace 15 años, al otro lado del Guadalope, vuestros montes hermanos ardieron y desde Ejulve notábamos el resplandor del fuego en la noche, mi abuela no me dejó ir a ayudaros porque era un zagal. Hoy, con 30 años y siendo alcalde de Ejulve, he visto cómo os quemabais delante de mis ojos. La sensación de impotencia la compartimos mucha gente que os queríamos ayudar, todos vuestros vecinos estamos destrozados. Imaginaros el guardabosques, tantos años de dedicación poniendo en valor vuestra riqueza y haciéndola visible a todo el mundo; o el vigilante de la reserva y la guía de los senderos, que pretendían mostraros orgullosos como si fuerais familia cercana; o el grupo de jóvenes del retén contra incendios que ha trabajado tantos veranos limpiando el terreno; o los masoveros que tenían sus casas entre vuestros bosques, que se jugaron la vida para salvarlas; o los ganaderos, que tuvieron que sacar las ovejas de vuestros pastos con tanta prisa que ni siquiera pudieron despedirse de vosotros. Tanta gente lo paso mal al veros arder…
Todo lo que nos habéis dado hasta ahora os lo tenemos que devolver. Por eso, estad tranquilos, que aquí en los pueblos de vuestras faldas nadie se va a olvidar de vosotros y vamos a hacer lo posible para que volváis a ser lo que fuisteis antes del fuego. Majalinos, Masías de Ejulve, siempre habéis estado con nosotros, ahora no os vamos a abandonar.
José Manuel Salvador. Alcalde de Ejulve.
25464437-X
Vosotros, montes de Ejulve, que me habéis visto crecer, desde pequeño os he querido siempre porque me ofrecíais vida y conocimiento al coger vuestros rebollones, al saborear la miel de vuestras colmenas, al subir y bajar con la bicicleta vuestros caminos, al beber agua de vuestras fuentes, al perseguir el vuelo de los buitres o los saltos de la cabra montés. Siempre he pensado que teníais algo de mágico, montañas de leyenda, de guerrilleros y de silencio; hace 15 años, al otro lado del Guadalope, vuestros montes hermanos ardieron y desde Ejulve notábamos el resplandor del fuego en la noche, mi abuela no me dejó ir a ayudaros porque era un zagal. Hoy, con 30 años y siendo alcalde de Ejulve, he visto cómo os quemabais delante de mis ojos. La sensación de impotencia la compartimos mucha gente que os queríamos ayudar, todos vuestros vecinos estamos destrozados. Imaginaros el guardabosques, tantos años de dedicación poniendo en valor vuestra riqueza y haciéndola visible a todo el mundo; o el vigilante de la reserva y la guía de los senderos, que pretendían mostraros orgullosos como si fuerais familia cercana; o el grupo de jóvenes del retén contra incendios que ha trabajado tantos veranos limpiando el terreno; o los masoveros que tenían sus casas entre vuestros bosques, que se jugaron la vida para salvarlas; o los ganaderos, que tuvieron que sacar las ovejas de vuestros pastos con tanta prisa que ni siquiera pudieron despedirse de vosotros. Tanta gente lo paso mal al veros arder…
Todo lo que nos habéis dado hasta ahora os lo tenemos que devolver. Por eso, estad tranquilos, que aquí en los pueblos de vuestras faldas nadie se va a olvidar de vosotros y vamos a hacer lo posible para que volváis a ser lo que fuisteis antes del fuego. Majalinos, Masías de Ejulve, siempre habéis estado con nosotros, ahora no os vamos a abandonar.
José Manuel Salvador. Alcalde de Ejulve.
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